Yo siempre quise tener una hemana mayor. Será porque ya tengo una pequeña y un hermano. Y me faltaba tener una hermana mayor.
Mi hermana mayor se llama Celia y la elegí en febrero de 2014. Un día en el que alguien me invitó a comer a su casa, sin que Celia estuviera. Y ese día, cuando llegó de trabajar a mediodía, me encontró sentada en su mesa, delante de su terraza inmensa llena de plantas y comiéndome sus macarrones, siempre con sabor magrebí.
Celia entró, me miró, nos miramos… y desde entonces se convirtió en mi hermana. Me preguntó por mi proyecto y me dijo rotunda: yo voy a hacerlo contigo. Y durante dos años lo luchamos juntas, de sol a sol. Y fue muy, muy divertido.
Pero Celia es noble y muy sincera. Dos años después… un día me llamó: “Esto es para gente como tú, no para mí. Yo me bajo, pero tú no lo dejes. Nunca. Que yo te estoy mirando”.
Y así lo ha hecho. Porque para eso es mi hermana mayor. La que cuestiona (“no te rías con esa boca tan grande en las fotos, que eres todo dientes”); la que critica (“hoy no has estado fina, me has aburrido hasta a mí”), la que anima (“tú sigue adelante, siempre, que hay mucha gente que te necesita”) y la que mima (“necesito una tarde con las niñas y contigo, para que me cuentes todo, todo”).
Celia es bondad, generosa y cariño. Como tienen que ser las hermanas mayores. Me fascinó en febrero de 2014, cuando vi a aquella mujerona de pelo rubio que siempre me recordó a Marilyn. Pero tres años después, Celia me sigue fascinando. Por eso la quiero tanto.
Muchas gracias, amiga. Por todo y por tanto. Siempre conmigo, siempre ahí. No me sueltes nunca.
Qué halagada me siento al leer tus palabras.
A cierta edad resulta dificil encontrar personas que te sorprendan. De repente, y sin buscarlo, aparece alguien que hace que la vida sea más interesante. Esa persona fuiste tu, Sandra Romero. Juntas compartimos muchas horas; trabajamos duro, aprendimos y también disfrutamos. Todavía hoy continuo admirando tu fuerza, tu constancia y tu trabajo. Gracias por enseñarme otra forma de mirar las cosas.Y, tranquila, no te soltaré, ya no puedo hacerlo porque me hechizaste.
Eres grande, pequeña Sandra ! siempre te lo dije.
Grande, como tú dices, me hace la gente como tú.